En mis redes sociales en varias ocasiones les he comentado que tenemos la tendencia de comer en piloto automático, sin tomar conciencia de qué o cuánto comemos. Pero también a veces no tomamos conciencia de lo que le estamos enseñando a los pequeños que están a nuestro alrededor.
Podemos pensar que hacer mala cara ante los vegetales no es nada, o que comer comida chatarra con frecuencia y en tamaños a lo grande, o tomar gaseosas a diario, no es nada, o en todo caso solo nos afecta a nosotros. Pero en realidad le estamos enseñando a los niños (hijos, sobrinos, primos, o cualquier otro), que eso es normal, que es lo apropiado, y que está bien.
Incluso en la época de fin de año, sin darnos cuenta, les podemos estar enseñando a asociar estos días con excesos de comida, y no con su verdadero significado. Cuando se come una piña de tamales por tiempo de comida, cuando se comen golosinas varias veces al día, cuando se repite en la cena navideña, incluso el consumo excesivo de licor, estamos enseñando que eso es lo que se debe hacer al llegar las fiestas.
De esta forma, además de empezar a poner en riesgo su salud, también estamos enseñando la asociación de que los excesos se asocian con tiempos felices, y eso va a tener un gran impacto a futuro, en su relación con la comida.
Por todo eso debemos detenernos a hacer un examen de conciencia, en especial si tenemos niños alrededor en casa, y revisar nuestros hábitos y qué les estamos enseñando. Y este es un buen momento para hacerlo, comenzando diciembre, para que hagamos cambios desde esta misma Navidad.
Podemos ponernos metas que incluso nos van a ayudar a nosotros mismos. Podemos decir por ejemplo:
Que este año en las cenas de Navidad y Año Nuevo vamos a incluir más vegetales.
Que vamos a hacer menos cantidad de comida para no estar repitiendo.
Que vamos a tratar de consumir menos licor.
Que si comemos tamales, nos vamos a comer uno por vez, no la piña completa.
Que nos vamos a enfocar más en el hecho de compartir en familia y estar unidos, y no en comer o tomar en exceso
Me gustaría compartirles este video, que me parece que nos ayuda a tomar conciencia de lo que hacemos sin saber, y sin medir las consecuencias.
Si bien los hábitos se pueden cambiar, en la infancia es la etapa en que éstos se empiezan a formar, y desde la infancia los malos hábitos pueden empezar a afectar la salud. Actualmente es cada vez más común encontrar niños con diagnósticos como diabetes tipo 2 o hipertensión, y lo cierto es que no es justo que por responsabilidad de los adultos, la salud de los niños se deteriore desde edades tan tempranas.
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