El café es una bebida de consumo usual en muchas partes del mundo, y acá en Costa Rica no somos la excepción. Muchas personas toman hasta más de una taza al día. ¿Por qué me refiero hoy a esta bebida? Hace poco, en un examen de un curso que imparto en una Universidad, varios estudiantes indicaron en sus respuestas que una recomendación saludable es eliminar el consumo de café y en su lugar tomar té. Y me quedé pensado que quizás muchas personas también consideran que esta bebida se debe evitar. Así que veamos qué nos puede ofrecer el café.
Normalmente cuando pensamos en el café, lo que pensamos es que tiene cafeína, pero también tiene otras sustancias o compuestos bioactivos como antioxidantes, que no encontramos en otras bebidas con cafeína (como por ejemplo las bebidas energéticas). Además, una taza de café contiene pequeños porcentajes de vitaminas como la riboflavina, ácido pantoténico, niacina, y minerales como el magnesio, manganeso y potasio. Aunque las cantidades son pequeñas, si una persona toma varias tazas de café al día, aporte será mayor.
El café ayuda a mejorar la atención y el tiempo de reacción de las personas. Además puede ayudar a mejorar el rendimiento deportivo y favorece que se movilice la grasa corporal que tenemos acumulada.
Además, se ha observado que el café puede ayudar a reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2, falla cardíaca, así como Alzheimer, demencia, Parkinson, algunos tipos de cáncer (específicamente el de colon y de hígado), y también algunos estudios han apuntado a un efecto protector sobre el hígado (reduciendo el riesgo de padecer hígado graso, cirrosis), y además el café podría ayudar a combatir la depresión.
Todos estos beneficios se han estudiado en el café regular, es decir con cafeína. En el caso del café descafeinado, hacen falta más estudios específicos, pero de momento apuntan a que los beneficios son muy similares.
Eso sí, no podemos dejar de lado que el café puede hacer difícil conciliar el sueño, por lo que no es recomendable tomarlo justo antes de dormir, en especial si la persona ya padece de insomnio (en esos casos incluso se recomienda que ya a partir de las 4 de la tarde, más o menos, ya no se consuma).
También puede causar irritación a nivel gástrico y digestivo, por lo que en padecimientos de este tipo, puede ser necesario limitar o incluso evitar tomar el café. Lo mismo en caso de mujeres embarazadas o en etapa de lactancia. Además, en mujeres que tienen un alto consumo de café puede aumentar el riesgo de fracturas (no se ha observado ese efecto en los hombres).
Otro punto importante en relación con el café, es pensar en la preparación. No es lo mismo un café negro, que uno al que ya le pusimos 3 o más cucharaditas de azúcar, o los cafés fríos que pueden tener muchos otros ingredientes y sumar una gran cantidad de grasa y azúcar (y por tanto más calorías). Y además debemos pensar en los acompañamientos: si se toma el café solamente, o siempre va ligado por ejemplo a repostería u otros dulces.
Entonces, a menos que haya una situación específica que requiere reducir o limitar el consumo de café, en realidad se puede seguir disfrutando esta bebida y aprovechar todos sus beneficios.
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