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Foto del escritorLic. Diana Mora Ramírez

Aceite de palma: ¿por qué evitarlo?


Lo he mencionado en algunas publicaciones en mis redes, y quizás ustedes hayan visto ya información en distintos medios, haciendo referencia a que el aceite de palma no es una opción saludable y que debemos evitarlo. Hoy quiero dedicarme a explicar un poco más los motivos para no consumir este tipo de grasa.


El aceite de palma es una grasa que se obtiene justamente de la palma. Si bien existe la idea generalizada de que las grasas de origen vegetal son saludables, resulta que no siempre es así. El aceite de palma es rico en grasa saturada. De hecho alrededor del 50% de los ácidos grasos que contiene son de este tipo. Ahora bien, aunque por mucho tiempo nos referimos a la grasa saturada como grasa "mala", ya se ha visto que no toda la grasa de este tipo resulta perjudicial. Digamos que puede resultar neutra: no nos daña, pero no nos beneficia. Pero también se ha visto que hay ácidos grasos de tipo saturado que sí nos pueden afectar.


El ácido palmítico es uno de estos, y es justamente uno de los principales ácidos grasos que encontramos en el aceite de palma, y está comprobado que es de las grasas más perjudiciales que podemos consumir. Este tipo de grasa aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares, y otros como la diabetes.


Sumado a esto, el aceite de palma tiene un color rojizo, y un olor y sabor particulares. Cuando este aceite se procesa para modificar esas características (que no son favorables para su uso en diversos productos procesados), se producen sustancias que resultan ser cancerígenas.


Y como si faltaran más argumentos en contra, para su cultivo se han deforestado selvas tropicales en Malasia e Indonesia (son los principales productores a nivel mundial) y esto tiene un gran impacto en el medio ambiente ya que además este cultivo produce una gran cantidad de CO₂ que llega a la atmósfera, y consume más cantidad de agua que otros cultivos.


Pero entonces surge la pregunta: ¿ por qué se utiliza?


Tiene la particularidad de que su costo es menor que otras opciones como el aceite de oliva. Esto ha hecho que se utilice casi de forma masiva en la industria alimentaria, y por eso lo podemos encontrar en gran cantidad de productos procesados y ultra procesados. Además ofrece otras características útiles para esta industria, ya que es muy versátil y se puede usar en muchísimos productos, y como todas las grasas, hace que el producto resulte más "gustoso" para el consumidor.


Entonces si nuestra alimentación se basa en productos empacados, puede ser que estemos consumiendo gran cantidad de este tipo de aceite. Las recomendaciones para el consumo de grasa señalan que no debemos consumir más de un 10% del total de calorías, en forma de grasa saturada. O sea en una dieta de 2000 calorías, esto se traduce en alrededor de 20 gramos de grasa saturada. Si superamos esta cantidad a diario, podemos tener efectos negativos en la salud. Y si esa grasa saturada proviene de aceite de palma, sabemos con certeza que tendremos efectos negativos (en estudios recientes se ha visto que no todas las grasas saturadas son dañinas, pero el ácido palmítico como les mencioné, sí lo es).


Es fundamental que empecemos a revisar las etiquetas de los productos que consumimos: el contenido de grasa saturada, y la lista de ingredientes para ver si provienen del aceite de palma. En algunos países ya la legislación obliga a declarar el origen del aceite utilizado, y no indicar solamente: aceite vegetal. Pero como consumidores precavidos, podemos empezar a asumir que si dice "aceite vegetal" es porque es de palma y no desean declararlo.


Pero más importante aún, es que procuremos que nuestra alimentación se base más en alimentos que en productos. Tampoco es que debamos ser obsesivos y no consumir nada empacado, pero sí tomar conciencia de que lo que consumimos con frecuencia sea saludable, y lo que no lo es, entonces que sea consumido esporádicamente.

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