Con el inicio de año perder peso se convierte en la meta de muchos. Pero hay que ser sinceros: con el paso de los días o los meses, algunas personas se aburren o se cansan de seguir alguna dieta o cumplir un plan riguroso de ejercicio. Pero qué tal si podemos hacer pequeños cambios, que no parecen drásticos ni implican gran disciplina, pero nos ayudan a perder algunos kilos? Veamos estos consejos:
No pensar en quitar comida, sino en agregar opciones
Muchas veces cuando nuestra mente percibe ese vocabulario negativo de "no puedo comer" o "voy a comer menos", de una vez ya empieza a poner resistencia. Por eso, en lugar de pensar en que tengo que dejar de comer esto o aquello, lo que se debe hacer es buscar opciones de alimentos saludables, y empezar a incluirlos en nuestra dieta, desplazando poco a poco a las opciones no saludables.
Por ejemplo empezamos a comprar frutas y las dejamos a la vista para las meriendas, incluimos vegetales en las mismas recetas que ya nos gustan (por ejemplo vegetales a la pasta, o a preparaciones de carne o a emparedados), dejemos a la vista una botella con agua natural o saborizada con frutas y/o hierbas. Y entonces poco a poco esos cambios se van volviendo parte de nuestra rutina y vamos dejando de lado hábitos que eran menos saludables.
También podemos modificar recetas que nos gustan, cambiando a algunos ingredientes con menos grasa por ejemplo. Y así no sentimos tan difícil hacer variaciones en nuestra dieta diaria.
Empezar a moverse más sin una rutina
Si deseamos perder peso, la actividad física es importante. Pero a veces se hace difícil mantener la rutina de levantarse temprano, o cumplir con los horarios del gimnasio. Por eso lo más sencillo es empezar a moverse más, pero diariamente.
Por ejemplo si teníamos la costumbre de ir a la pulpería en carro, vamos a pie o en bicicleta. Lavemos el carro en casa, salgamos a pasear al perro, hagamos labores de jardín, limpiemos la casa. También puede ser poner música mientras cocinamos y bailar un poco. Es cuestión de ponernos creativos y buscar como estar activos sin que lo veamos como un tiempo adicional de ejercicio.
Poco a poco estamos gastando calorías, y nuestro cuerpo se va a ir adaptando a ser más activo. Y esto va a ayudar a que después podamos ir incorporando más fácilmente una rutina de ejercicio.
Reducir el tamaño de las porciones
Tal como en el primer punto, no pensemos en quitar comida, pero podemos reducir un poco las cantidades que nos servimos: una rebanada menos de pan, una porción más pequeña de helado, una bebida de tamaño más pequeño. No vamos a dejar de disfrutar lo que acostumbramos comer, pero vamos a reducir el consumo de calorías.
También nos puede ayudar usar un plato un poco más pequeño. Nos vamos a tener que servir menos, pero no lo vamos a notar porque el plato se seguirá viendo lleno como siempre. Entonces no percibimos la diferencia, pero sí la hacemos.
Vean que estos cambios "camuflados" nos ayudan a hacer modificaciones graduales, que son más fáciles de conservar en el tiempo. Porque al final eso es lo que debemos recordar: los resultados que obtenemos van a durar el tiempo que mantengamos nuestros comportamientos. Si hacemos dieta unos días, o ejercicio un mes nada más, ese es el tiempo en que nos va a dar resultado.
Por eso lo mejor es que, antes de empezar a hacer cualquier cosa para perder peso, pensemos por cuánto tiempo voy a ser capaz de mantenerme así? Porque la idea es perder el peso, y no recuperarlo. Es mejor ser paciente y constante, que ver resultados rápidos, pero terminar luego frustrado recuperando lo perdido.
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